lunes, agosto 30, 2010

De los muertos vivientes

Llegaron noticias desde el inframundo.
Y yo no sé qué pasa con esos zombies.
Que se dan por muertos y reviven para atosigar.
Que preguntan desde su sueño eterno por mí.
Que deambulan en la melancolía.
Que marcan al Nextel en las madrugadas.
Que solamente son valientes para hablar vía Inbox.
Increíblemente he vuelto a orar.
Y ha sido por su descanso.
Que Dios los bendiga.
Pero que no vuelvan.
Porque soy muy feliz bailando sobre su tumba.

sábado, agosto 21, 2010

Warm up

The Tavern.
Bulevar Sánchez Pontón.
Madrugada del sábado 21 de agosto.
Mesa para cuatro en terraza.
El plan cambió al decir “sí” alrededor de las nueve de la noche en la oficina.
Un extranjero atendía, al parecer era el propietario. Hablaba un español chistoso, desparpajado, folclórico pero amable.
Mi mood realmente era incierto tirando a de malas.
Añorando aromas, el calor de mi cama, y obvio su compañía.
Tuss lidiaba con su depre.
El Cheus le administraba su terapia.
(“Nunca nadie se acercó tanto a entender lo que siento”, dijo ella)
Xu admitió algo bien cagado:
-Tenía años que no te veía así. Pero mucho, mucho tiempo. Me da gusto.
-Ah chingá… ¿cómo me veo?
-Wey, obsérvate.
Inmediatamente me volteé a ver. Era yo miserable porque no traía saldo en el cel. Porque el Nextel andaba sin batería. Porque no podía comunicarme ni mandar mensajes con destinatario bien conocido. Tenía la jeta que ponía el Gato con Botas de Shrek. Las manitas dobladas, sobándomelas una con otra. Con la boca apretada y las cejas hechas un acordeón.
No pude decirle más a Xu.
Le di la razón.
“Sí, se me olvidó cómo se sentía”, le dije.
Fuck, I’m in love.

sábado, agosto 14, 2010

La vida es un pic nic*

Llegó un miércoles.
Era de noche.
Esperaba paciente afuera de la casa.
Yo salí en chanclas, con pants y sudadera.
Él solamente iba por una taza de café.


Hoy tengo miedo de salir otra vez
Tengo miedo de encontrarte como aquella vez
Los nervios me traicionan me derrota el stress
Sé que puedo arrepentirme después


El día que le puse “Rootless tree” se quedó frío.
El día que se quitó los espejuelos me quedé con la boca abierta.
Nació en mí una cara de idiota que sigo sin quitarme.


Hoy tengo miedo de salirte a buscar
Tengo miedo de poderte encontrar
Tengo miedo de tus ojos
Tengo miedo de hablar
Tengo miedo de quererte besar


Yo tengo daltonismo.
Pero él tiene fotofobia.
Usa gafas la mayor parte del tiempo.
Carga más de dos pares con él.
También tiene miopía y astigmatismo.


Me digo:
No seas tonto
No seas tan escéptico
No trates de escapar


Sus manos son casi iguales a las mías.
“De heredero, de junior”.
De trabajo intelectual pues, con esas marcas del mouse, de darle duro a la tecla, de la pluma en algunos de sus dedos.
Sus pies son del mismo tamaño que los míos.
Es friolento.



Hoy tengo miedo de volver a bailar
Tengo miedo que te puedas burlar
Me dan miedo las personas no quiero manejar
Tengo miedo que me pueda gustar


Tiene 30.
Y una espalda hermosa.
Barba rala. Un tanto pelirroja cuando la deja más larga.
Se le resecan los labios fácilmente.
Casi no tiene vello en el pecho y el poco que le aparece se lo quita.
No es precisamente pálido, pero es blanco.


Hoy tengo miedo de salir otra vez
Tengo miedo de volver a caer
Tengo miedo a las mentiras
Ya no tengo más fe
Tengo miedo de volver a creer


Habla un tanto alto.
Pausado.
Su voz es grave sin ser dura.
Pocas veces lo he visto exaltado.
Cuando atropella palabras solamente es por ansiedad.


Y digo:
No seas tonto
No seas tan escéptico
No trates de escapar



Es serio. Tranquilo.
Mucho muy reservado.
Y creo que eso me gusta.
“No quiero contarte mis cochinadas”, me dice.



No todos son tan malos.
No todo está mal.
No todos son villanos queriéndote matar.
No todo está perdido ni se va a acabar.


El miércoles volví del DF.
Yo estaba muerto.
(Él, igual o peor)
Marcó al celular.
Preguntó dónde estaba la oficina.
Pasó por mí.
Llovía.
Subí a su auto.
Y me tenía la cena.
Desde que lo conocí pienso muy distinto.


La vida es un picnic.



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*Clic aquí para la rola de Fobia, "Hoy tengo miedo".

lunes, agosto 09, 2010

Hoy no, por favor

Give me a long kiss goodnight
and everything will be alright
Tell me
that I won't feel a thing,
So give me Novacaine
_____________________
Green Day


Carajo.
Hacía rato que no me dejaban tan pendejo con una frase vía Messenger.
“Mundo, por favor, hoy no te enamores”.
¡Madres!
Así. Y Sin cremita.
Contundente en una línea.
Así me lo soltó la Tuza.
Hija de la tostada.
Me dio en la madre cuando yo apenas tomaba impulso.
Me bajó a la realidad y yo aún ni inflaba el globo de helio.
Fue un pinchazo sin alfiler. Un pellizco sin índice ni pulgar. Pinche nocaut.
“No. Tranquila Tussi. No va pasar. Ni mañana tampoco, te lo aseguro”. Eso le respondí.
Y desapareció la ilusión.
Y qué bueno.
Aunque de noche, escucho la lluvia. Solito en mi cama.
Retumba sobre la lámina en el patio trasero. Cae fuerte sobre el durazno, los bambúes y el limón.
Y siento que alguien puede curar eso.
Ese miedo a la noche.
A la lluvia.
Al trueno.
Es como en esa canción de Green Day.
Donde piden novocaína, donde exigen un remedio. Algo que ayude a dormir largo y placentero.
Como ese abrazo en plena madrugada de sábado.
Como ese beso borracho de cerveza y limón de madrugada de jueves.
Pero vuelvo a pensar en las palabras de Tuza.
Sale nuevamente esa imagen del lodo, del charco. Del mal sueño bajo una tormenta.
Cada que caigo al suelo (y últimamente ha pasado muy seguido) me levanto diciendo que no pasará otra vez.
Algo me dice que estoy a punto de que ocurra.
Hoy es probable que no caiga.
Mañana, quién sabe.

domingo, agosto 01, 2010

Adiós, Urano

-¿No ése que va a ahí es…?-me preguntó Zeus.
Lugar: Container City.
Hora: Alrededor de la medianoche.
Nos había citado la Xu. Su cumpleaños es el 31 de julio. Y entre el gentío lo vi pasar y no iba solo.

-Sí. Sí es…-dije yo.
Tomé el radio mientras caminaba hacía el estacionamiento.
Con la rapidez de la alerta confirmé y di por cerrado el caso.
Otro carpetazo más.
No hay bronca.
“Ni estorbo, ni que me estorben”, pensé.

-¿Y qué sentiste?-me preguntó la Mena un día después.
Lugar: Mariscos “El Silver”.
Hora: cinco de la tarde.
Esa cruz tenía que curarse con un caldito de camarón y unas jaibas desnudas. Lo peor fue que yo solamente salí por el caldo de camarón y terminé en el lugar de siempre pero con compañía distinta.
-Nada. No sentí nada. Que es lo peor-le respondí.
Y es curioso. En efecto. No me pasó como en otras ocasiones. Mi sangre no subió a la cabeza en una constante convección. No me hirvió la sesera. Ni sentí rabia, ni enojo, ni celos. ¿Cómo sentir donde no se atesoró nada?
Nada. No sentí nada, y eso es lo peor, insisto.
“Seguramente ya te habías programado”, me dijo Mena.
Seguimos el sabadito en el Cananas con la Madrid, Edgar, Alex y la Tía Kikis que festejaba su cumpleaños. Que por cierto, por educación preferí quedarme con la duda de cuántos cumplía.
La tía Kikis fue contundente:
“Eres virgo, ¿no? Dos años y medio estuvo Urano en tu casa zodiacal. Fueron tiempos muy difíciles. Donde tomaste decisiones complicadas, donde pasaste una soledad terrible. Pero te tengo una buena noticia: Urano no va a regresar hasta dentro de 29 años. Hoy 31 de julio se va Urano de tu vida por un muy buen rato”.
Armé mis propias cuentas mientras la tía astróloga de Madrid hablaba con Conti, que llegó unas horas después y que también quedó embelesado por las predicciones que la señora hacía con solamente verte y confirmar tu signo. Con la elegancia de sus manos delgadas y con apenas y arquear sus finas cejas.
“Tú escribes, ¿verdad?”, me dijo otra vez la tía con ese estilo al hablar, donde siempre cierra con otra pregunta para complementar que su pronóstico es acertado.
-Sí… bueno a eso me dedico. Amo escribir-, respondí.
-Viene algo grande. Algo muy grande. Bendito sea Dios: Urano ya se fue de vida...
Y con la partida de ese planeta se fueron cosas, hechos, gente. Rencores, problemas, falsas esperanzas.
También desapareció completamente ese peso imaginario. Ese que ya iba perdiendo con los días a través de mis propios decretos. Se fue ese rigor que yo mismo me imponía con el designio de mi orgullo. Se me fueron esas ganas de llorar.
El 31 de julio será un día que no olvide.
Que de medianoche a medianoche tuve revelaciones suficientes como para confirmarme que mi vida sigue y sigue bien.
Con el cigarro en esa frágil mano derecha me señaló la tia: “Te van a ocurrir muchas coincidencias. Tantas que te vas a morir de la risa”.
A la hora que esto escribo siguen cayendo las coincidencias.
¿Que si le creo ciegamente a la astrología?
Honestamente, no sé. Años atrás el tema me apasionó.
¿Qué si han pasado coincidencias?
Sí, algunas. Varias en las últimas horas.
¿Que qué viene?
Quién sabe.
Lo importante es que Urano ya se fue.