domingo, abril 25, 2010

Yo, me rasco.

Este fin de semana me falta la inspiración.
O será que simplemente mi mente tiene otras cosas en la cabeza.
Quisiera negarlo pero mi cuerpo ya lo grita: Volví a rascarme.
Y yo sé porqué.
Serán las cosas que uno no controla.
Simplemente en este fin de semana me vino mi mal hábito.
Me pasa con la incertidumbre. En el tiempo, en esos días, o minutos en los que tomo una decisión, o espero noticias (buenas o malas) comienza ese mal hábito mío.
Me rasco.
Me infecto y termino con un camino de laceraciones en el cuello.
Será que son las únicas que me permito.
Porque por dentro intento hacerme el fuerte.
Desde el viernes me llegó la ansiedad.
Traía en mi cabeza esa cursi canción de Luisa Fernanda.
¿Cómo va? Creo que dice algo así como: “Quédate cariño mío, quédate aquí a mi ladito. Quédate te necesito. Quédate”.
Más obvia la rola no puede ser.
Más obvio no puedo ser yo.
Será que la ansiedad me gana y termino abriéndome demasiado.
Y si no lo digo por lo menos lo demuestro con costras en mi cuello y en mis manos.
Espero que la ansiedad se calme con la llegada del lunes.
Mientras canto esa cursi canción.
Y sigo ansioso.
Y espero noticias.
Y me rasco.

domingo, abril 18, 2010

Respiré muy profundo.
"¿Escuché lo que acabo de escuchar?", me dije.
Me quedé callado.
Por primera vez me habían cerrado el hocico. Con una sola frase. De jalón y rapidíto. Así, sin salivita.
Y sin pensar más sentí cómo se me agolpaba la sangre en la entrepierna y se me hacía un vacío en la panza.
"Sí, escuché bien", me dije otra vez.
Sus ojos me lo confirmaron.


***
Alguien me dijo que no existe la venganza.
Solamente existe la justicia.
Eso me gustó.
Y creo que lo comprobé.
Aquél pasó de largo.
Y no dije nada.
Bailó muy detrás, y lo vi apenas.
"¿Apoco vino?", preguntaron más de dos.
Digamos que solamente dejó claro el low profile. ¿Por qué llegué a dudarlo? ¿Por qué madres terminé ahí? Aunque fuera solamente una semana, creo que mi orgullo se devastó en esos días.
"Lo que no es para tí, aunque te pongas. Lo que es para tí, aunque te quites, mi Mundito", me dijo la Mena mientras se servía el whisky en la fiesta de Gaby Madrid.
Y sí.
Admito que intenté ponerme (en el buen sentido de la palabra) en más de dos ocasiones.
Y nomás no fue para mí. Definitivamente, no.
Son señales.
Medianamente crudo, a la mañana siguiente estaba bajo la ducha.
No paraba de pensar en dos cosas.
Uno. Mi lap jodida había valido madre y me había retrasado aún más en mi trabajo (hecho pésimo para un adicto un workaholic).
Dos. El asunto de mi lap me valía un reverendo sorbete porque las cosas se ponían en su sitio.
La gente. Las situaciones. La vida.
Qué pinche sabia es la vida.
Salí del baño, me senté frente al espejo.
Busqué a mamá en mis ojos (si mi daltonismo me lo permite, creo que son idénticos a los de ella). "Mami, vamos bien".

***

¿Qué sería? ¿Septiembre? No tengo certeza, pero Ángel algo comentó en la fiesta de Madrid y me recordó la escena. La borrachera, bastante curiosa y muy poco planeada.
'Noche solteros', 'ladies night', 'Sex & the Crisis'.
La bautizamos de mil formas.
Esa noche acabó como nunca pensé.
Tampoco me lo esperaba.
Como eso que salió de su boca.
No lo había planeado. Simplemente se salió de control.
Solamente confirmo que lo que es para uno, aparece.
La vida lo pone.
Habrá que detallarlo algún día.