jueves, octubre 26, 2006

Está bien, no he posteado desde hace mucho, je.
Y ahora solamente postearé un remake, je.
Sí. Algo ya publicado pues lo refritearé para este decente blog. Desde CAMBIO pues me chacalie la que fue mi crónica sobre la marcha gay de la semana pasada. Me agradó. Me gustó.
Y sin querer terminé dedicandola a alguien...

Provoca golpes de pecho la marcha del Orgullo Gay en Puebla

“¡Jesús mío, no
hay vergüenza!”


Edmundo Velázquez / Una anciana se detiene en la esquina de Reforma y la 11 sur, espeta casi un salmo entre dientes, lo culmina diciendo: “No hay vergüenza, Jesús mío, no hay vergüenza”. La dama atina a decir eso cuando ve a un montón de personas que a lo lejos parece que se destinan a un carnaval. Groso error, es el colectivo Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero y Travesti que se dirige hacia al zócalo.
Así, enfundados en botas de tacón de aguja, en trajes de chaquira y lentejuela, con maquillaje en la cara, con el porte de un muy macho vaquero, con diamantina en los pómulos y plumas a los hombros, se llevó a cabo la marcha del Orgullo Gay 2006 en Puebla.
Así, unas 300 personas desfilaron ante la sociedad poblana, frente a los ojos atónitos de unos, burlones de otros, satíricos de ellos mismos, haciendo mofa de su propia estampa, de su amor, de su estilo de vida, de su forma de hablar, de vestir y de vivir.

“Y todos me miran, me miran, me miran…”
A grito pelado el colectivo va sonrojando a los mirones, a las banqueteras. “¡De noche de día, que viva la putería!”, “¡Fox con botas, también es una jota¡”, “¡Pinche gobierno, cuéntanos bien, no somos uno, ni somos 100!”, gritaba el padrote de los travestis del Paseo Bravo, a quien dicen le apodan“La Minowana”, o también se le conoce como “La Minos", aunque ninguno de sus regenteados conoce su verdadero nombre.
Él y un travesti más llevan en sus manos una pancarta con los bordes emplumados y sentencian consignas a favor de la tolerancia. “La Minos”, más con pinta de mataputos que de elegante pachuco, administra los poco imaginativos cánticos que se entonan desde el jardín del Cerro de La Paz. Así siguió la comitiva por la avenida Juárez y terminó en el zócalo; aunque en esta ocasión se dice que son menos los marchantes que en años anteriores. Será por el retraso de los festejos de la Semana Cultural Lésbico Gay que ahora tuvieron que esperar primero a que terminaran las elecciones y después el mundial de Alemania 2006.
Por lo pronto las jotas se olvidan del típico “I will survive” de Gloria Gaynor, ahora el himno gay parece ser entonado por Gloria Trevi, “Y todos me miran”:

Y me solté el cabello, me vestí de reina / me puse tacones, me pinté y era bella / y caminé hacia la puerta, te escuché gritarme / pero tus cadenas ya no pueden pararme / y miré la noche y ya no era oscura, era de lentejuelas….

Y en efecto, damas, caballeros y niños observan dos camiones de carga con muchachos en microshorts, travestis, ángeles en extremo musculosos y lesbianas quinceañeras con antifaces emplumados.

¡Y todos me miran, me miran, me miran! / ¡Porque sé que soy linda, porque todos me admiran! / Y todos me miran, me miran, me miran / porque hago lo que pocos se atreverán / Y todos me miran, me miran, me miran / algunos con envidia pero al final, pero al final pero al final, todos me amarán…

Termina la canción y aquellos montados en el camión comienzan a gritar a los lados. “¡Banquetera, únete, banquetera, únete!”, gritan al unísono a un par de muchachitas. “Si no somos lesbianas”, dicen las dos, una de ellas casi se persigna. La otra se sonroja.

Comitiva familiar
Como lo gay friendly está de moda, no faltan las madres que buscan educar en la tolerancia a sus hijos. No faltaron los pequeños que orgullosos estaban del show, con bandera de arcoiris en mano o con antifaz iban danzando sobre los automóviles.
“Es más familiar esta marcha que la del Distrito Federal —dicen los padres de familia—. Ésta sí sirve para educar, es más sana, acá sí puedes traer a tus niños”.
Por si diversión les faltara a los pequeños, un drag queen que viste de amarillo limón, llama la atención de los niños.
Mientras tanto, los travestis siguen soñados, así que “Nuestra Belleza Gay” no sobra. Sobre un carro desfila detrás del primer camión.
“No, mi amor, me gusta por detrás…”, reza el coro de la melodía que suena en el zócalo de Puebla, la cual sirve como cualquier pretexto para que dos damas se besen, se tomen de la mano. Los hombres tampoco temen a abrazarse, se roban besos, se pasan el dulce de boca en boca, mientras reparten condones y una que otra anciana curiosa sigue sin volverle el alma al cuerpo.

domingo, octubre 22, 2006

10 cosas que el Inmundo debe hacer esta semana

1. Llevar su ropa a la lavandería.
2. Llamar al Dr. Albisua para confirmar fecha de operación.
3. Seguir reporteando las broncas de la Secretaría de Cultura.
4. Llamar a mi padre y reportarle mi estado de salúd.
5. Hablar con mi hermana y jalarle las orejas.
6. Comenzar a hacer bocetos para la ilustración de "La Iguana".
7. Iniciar mis clases de manejo.
8. Hacer más diseños para playeras.
9. Terminar mi tarea incompleta del curso de titulación.
10. Apartar el libro "Toda esa gran verdad", de Lalo Montagner.

jueves, octubre 19, 2006

Last coke in Huexotitla

Una agua de horchata, un té de jazmín, un vil jugo Ami sabor Citrus Punch, varios Splash —con zanahoria casi radioactiva, diría Selene—, litros de agua simple… pero nada, nada llena el vacío que dejó…
Deje la coca, la coca-cola, es definitivo, bueno, eso me dijo el doctor.
Después de ver los análisis el doctor Albisua dijo que todo estaba perfecto, que tenía que operar, que sería una cortadita, pero, para no provocarme problemas en los riñones y vías urinarias de una buena vez tenía que bajarle a la coca y el café.
Zaz.
Así.
“Ni modo cuate”, dijo mi doctor en su involuntaria parodia a Chabelo, como si me hubiera salido una espantosa equis o la catafixia no hubiera salido a mi favor.
Y pues así ando: “No coke, no coffee”. Es un suplicio.
Es irremediable el tomar un café en una que otra somnífera rueda de prensa. Y qué decir de los mokas que en el Starbucks me reventaba. Los voy a extrañar.
Ni modo, el té chai no es mala opción.
Por lo pronto me entregué a la tarea de mi última y por lo tanto, dramática, sorbida de coca-cola.
Me compre una de cristal.
Mentalmente la dividí en cuatro cuartos.
Uno lo sorbí desde el Oxxo a la oficina.
El segundo poco a poco mientras comenzaba a redactar mis guías.
El tercero… el tercero me lo chingó Selene en su habitual gandalleo de comida y bebida ajena.
El cuarto, que nunca supe si eran las babas selenitas o el final del refresco, me lo tomé en chinga del puro coraje.
En fin.
Esa fue mi última coca-cola en Huexotitla.

domingo, octubre 15, 2006

Ultrasonido

Síndrome del huevo protagónico, no lo dictaminó el doctor, lo dictaminó Tuss luego de ponerse a jugar haciendo como que entendía mis análisis y el ultrasonido que tuve que practicarme.
Y yo que pensé que era mi hernia.
Pero no, no fue.
Un día amaneció así, muy campante, como para llamar la atención, hinchado.
El doctor Albisua dice que se necesita cirugía.
Ya tengo fecha, 13 de noviembre me meten cuchillo.
Digamos que el escroto es el inquieto.
Tendrán que buscar entre sus 5 capas lo que provocó la inflamación.
Y para no dejar la costrumbre de ser el típico exhibicionista, pues ahí dejo mis testículos... no al aire, pero sí en ultrasonido, por ahí anda mi escroto hichado.

jueves, octubre 05, 2006

Someone call the ambulance

Naxonol
Carisprodol
Cápsulas
250mg-200mg
...de Syntex

Crucé el bulevar para llegar al limbo que tenemos por oficina.
Viento fuerte contra mi débil cuerpo medicado.
Qué dicha dan las drogas legales, a uno lo vuelven hoja seca.
Así crucé el bulevar, casi flotando...

La mañana la perdí en la sección de Urgencias del hospital Upaep.
"Póngase esta bata, la costura va por detrás", me dijeron.
"¿Me tengo que quitar los calzones?", pregunté.
"¡No! ¡Cómo cree!"", chale. Hasta en eso son mochos.

Héme ahí inseguro frente a tres practicantes de medicina. Uno tomando datos generales, otro asintiendo a cada respuesta mía y una más palpando la ingle.
-¿Le duele?-punza en el lugar incorrecto con sus dedos índice y medio.
-No-
-¿Le duele?-
-¡Aaaaaaaay!-
-¿Le dolió?-pregunta con cara de susto la doctorcita en proceso que más pareciera querer ser del elenco de "Scrubs".
-¿El grito no lo responde?-retobo yo malencarado.
Los internistas uno a otro se ven entre ellos. Al parecer no tienen ni puta idea de qué me duele. "Hay que llamar al médico de guardia", espetan.

Llega el medico de guardia con pinta de Cándido Pérez, pero un poco más calvo.
Hace lo mismo.
-¿Le duele?- pregunta el doctor atinando el punto exacto de mi malestar.
-Sí-
-¿Le duele?-
-¡Sí!-
-¿Aquí le duele?-
-¡Que sí!-
-¿Sabe qué?-
-¿Qué?-
-Vamos a llamar al cirujano...
-¡¿Qué?!-
-No se em alebreste... es únicamente para una primera valoración.
-(Gulp)

Casi media hora de pura angustia, yo en bata, sobre camilla, observando el desmadre que son las urgencias, entran y salen pacientes. Pareciera divertido un niño que sale y entra en silla de ruedas hacia la cámara de rayos equis, va y viene. El sí se divierte. Una dama, algo mayor recibe las órdenes de la bata y el modo para ponérsela. Ahora a ella le especifican que debe dejarse la pantaleta.

-¿Qué onda mi cuate?-llega el cirujano y me pregunta con tono al puro estilo de Chabelo
-Pues aquí con el dolor, divirtiéndome...
-A ver...-dice mientras le dan guantes y me pregunta cómo estuvo lo de la moto, se los pone, me baja el boxer sin dejar de advertir que ahí hay puro profesional que nada fisgonea en mis cositas. Comienza a tocar por todos lados.
-¡Nooo cuate! Está bien inflamado. Híjole cuate... pues... no manches, super inflamado.

A fin de cuentas, me dictaminaron una hernia más en proceso, ahora en mi inche ingle del lado derecho.
En una semana el cirujano me dice si es urgente el que me operen.
Ay dolor.
Por lo menos me divierto con las drogas legales.

miércoles, octubre 04, 2006

El retorno de la hernia vengadora

Ni el retorno del Imperio en La Guerra de las Galaxias fue tan cruel.
Cual vil sith, con toda su maldad, como si viniera del lado oscuro, mi hernia volvió a dar lata.
Creo que todo comenzó aquél día me apreté con todas mis fuerzas para no salir volando de la moto de Cobayo.
Desde ese día regresó a punzar y joder cada día. Pero la ignoré.
Hasta ayer que anduve del tingo al tango, de Tlanalapan hasta Huejotzingo armando historias ajenas fue que el cuerpo me la cobró.
Llegué caminando como si me hubieran sacado el aire, agarrandome el área abddominal.
Un estornudo me bastó para casi sacarme las lágrimas del dolor.
Mañana voy al hospital de la Chupaep a hacer válido mi descuento en consulta médica.
Cruzaré los dedos para no quedarme hospitalizado.
___________________
*La foto se la debo a doña Bibis... casualmente refleja un poquito el miedo que tengo por ir al matasanos. Por cierto evidencía mis líneas de expresión hipermarcadas en mi frente; ahora sé porqué siempre me calculan más de 24 años de edad.

lunes, octubre 02, 2006

Aceptando a Caronte

Me mudé de planeta. Cierto.
El clima no me sienta mal. Pareciera que ciertos placebos ayudan a dejar de lado la resequedad de las manos y no me rasco más, bueno, nomás la parte trasera de mi oreja derecha.
Me mudé de planeta. Lo sé y no me arrepiento.
Pareciera que es mucho menos pesada la atmósfera de Caronte. Pareciera que no hay problema en que a veces exploten sus plutonianas evocaciones. Ahora resulta que el viento fresco es bueno para la salud.
Me mudé de planeta. Parece un poco vacío.
Ahora me quedan muchas dudas. Comienza la colonización de sus barrancas y montañas, al parecer hay agua, al parecer se puede sobrevivir.
Me mudé de planeta. Es un hecho.

domingo, octubre 01, 2006

a) El Chicharrón

El día en que Ildefonso volvió de su trabajo encontró a las niñas solas.
En la pequeña casa que habitaban Juana -su esposa-, sus dos hijas y él solamente se encontraban las niñas chillando a todo pulmón.
Las encontró encerradas, con la puerta bien trancada pa'que no se fueran a salir. Otra punta de Juana, de esas costumbres raras a las que comenzaba a acostumbrarse tras cuatro años de matrimonio.
Blanca, la mayorcita de las niñas, en su parco lenguaje le dijo a papá que su madre había salido hacía mucho tiempo, que tenía hambre, que sue hermana olía feo. Claudia, la niña menor solamente lloraba sin sentido. Se sentía sola, muerta de hambre y con miedo por la oscuridad que en ese rincón del pueblo acechaba después de las seis de la tarde.
Encabronado. Así se dijo ante sus cuates. El mensaje fue más claro que todas las peleas antes habidas entre el joven matrimonio.
A Ildelfonso lo habían abandonado.
A sus 19 años ya era padre soltero de dos niñas.
Su trabajo de sol a sol y su salario de peón le obligaron a buscar a su madre, a reencontrarla a pesar del dolor que causó ser criada por una de las mujeres de peor reputación en el pueblo, pero también del mejor sazón.
Doña Leonor, la abuela de las niñas vendía los mejores tamales de Necaxa, en las noches también vendía antojitos, y si se podía se llevaba a alguien a la cama. Los clientes nunca sobraban.
A esa señora, de buen sabor en los platos y mala reputación en los callejones le tuvo que encargar a las niñas, mientras tanto, Ildefonso comenzó a cortejar a cuanta chamaca pudo. Aunque su apodo, su mala fama de vividor, no ayudaban mucho a "El Chicharrón" para la tarea de conseguirse una nueva madre para las niñas... bueno, hasta que se topó con una mujer casi tan desesperada como él.
Esa mujer era la Chata.
(...)