miércoles, octubre 31, 2007

Hasta nuevo aviso

Bueno… hoy fue el día del posteo incesante.
Quería dejar algo más en este blog ahora que se acaba octubre, antes justo de que tome mi mochila, mi chamarra y salga disparado a aquella fortaleza de hierba en la que aún sigue mi papá, donde por cierto debe estar helando.
Y aunque realmente ya no sé ni quién lee este espacio… porque hay gente que lo odia, gente a la que le gusta, o incluso, hay personas en específico que hasta “miedo de leerlo tienen”, y así lo han dicho. Otras tantas indeseables han llegado a encontrarlo para saber sobre terceras personas de mi vida, que son importantes claro. Por los últimos casos es que he pensado en borrarlo.
Pero, debo admitir, un poco de exposición ayuda con ese desahogo personal.
Ni modo.
Ahora tengo que hacerlo, y postear.
Tengo esa necesidad.
Increíble.
Y si no lo llevara a cabo yo creo que me volvería loco.
Así que antes de que se acabe octubre dejo dos escritos por ahí y éste extra.
Me despido por unos días, porque, por fin, me voy de puente.
Casi por casualidad en la universidad y en la redacción se pudieron de acuerdo y me dieron días libres.
Estos días de muertos este blog andará igual, muerto, a menos de que yo tenga un ataque de inseguridad más, o a menos de que mi relación padre-hijo tenga una crisis. O de plano, cosa que no creo, se me aparezca algún hecho que reporte en mí tal ansiedad que me obligue a venir a colgarlo a la red.
En caso contrario, hasta luego.

So unsexy

I can feel so unsexy, for some so beautiful
So unloved and for someone so fine
I can feel so boring, for some so interesting…
So ignorant for someone of sound mind
Alanis Morissette / So unsexy

Apenas hablaba sobre el amor propio.
Y creo que es algo que no tengo muy arriba últimamente.
Le decía a la Leche (vía chat) que ya no sentía tener nada de chispa, que si algún día me sentía coqueto me comenzaba yo a sentir con una personalidad desdibujada, un poco torpe, un tanto tonto, prematuramente viejo.
Increíble, pero el cumplir los 25 años me pegó.
El encontrarme canas no me ayudó mucho.
Comentarios de compañeros como “Mundo, no escondas la panza”, “Ay wey, si ya estás más cachetón”, “Ya no cenes carnal”, tampoco ayudan.
Mucho menos el que mis alumnos no me crean que tengo 25 y de 28 o 29 no me bajen.
Cada vez esa solución de darme un tiro antes de que llegue a los 50, para no morir achacoso, se me hace un remedio práctico para no tocar la decadencia.
A veces, por ejemplo ahora que noto lo que escribo, me quiero dar de topes y reanimarme, decirme todo lo contrario. Pareciera que yo mismo soy mi peor enemigo.
“When will I start stayin’ with myself”, se pregunta la Morissette en “So unsexy”. Y siento que la canción, en esa lírica desesperada, me queda tan a la medida.
A veces me siento igual.
A veces me pregunto lo mismo.

10 rolas que me llevo de viaje

Casi imposible fue, pero pude hacerlo. Decidirme por 10 rolas que tenía que trepar al iPod ahora que me voy de viaje. Pensando en que hará frío, en que será un recorrido de dos horas y cacho hasta los límites entre la huasteca hidalguense y la sierra norte de Puebla, en que pienso casi ver el paisaje por el que no pasaba hace rato ya… pues… decidí que estas, son parte de las rolas me llevaré. Son, por lo menos para mí, indispensables.

  1. Bachelorette/ Björk. No sé porqué siempre se me antoja escucharla cuando el camión pasa por los espesos bosques que hay entre Tlaxcala y Puebla.
  2. Dreams / The Corrs. Un cover a la rola original de Stevie Nicks. Si bien esta banda no es mi hit, me encanta cómo suena el arreglito del violín. Ideal para irse a acurrucando en el camión.
  3. Veridis Quo / Daft Punk. Me quedé con las ganas de verlos. Ni modo, pero llevo su versión con un inicio que me hace sentir una barroca música electrónica. Amo esta canción.
  4. Tuna / Hooverphonic. Me hace sentir en un recorrido épico. Ni idea, pero la voz cálida y a la vez inocente de la cantante me da tranquilidad y el sencillo inicio me transporta. Me hace sentir en casa.
  5. Fast as you can / Fiona Apple. Adoro a la Apple. Y cuando me da impaciencia llegar a un lugar siempre me pongo literal con esta rola. Aunque ‘Paperbag’ es mi favorita de ésta mujer.
  6. Song 2 / Blur. Sí, esta me desahoga en caso de que el compañero de viaje no sea de mi agrado. Siempre me pasa. Una viejita, un señor gordo. Ay y viajar con niños desconocidos es horrible. Pero si es un bebé al que su madre se le ocurre cambiar de pañal en el asiento.
  7. Where is my mind / Placebo. Cover de The Pixies, rola que me hace refrendar el amor que le tengo a Brian Molko cada que la escucho.
  8. Me enamora / Juanes. Increíble, una canción básica, muy rupestre. Pero la adoro. Es culpa de Juanes, bien puede que me canse de él en ocasiones, pero esta vez hasta de viaje me la llevo.
  9. Feeling good / Muse. La verdad me llevo todas las versiones de la rola, desde la original de Nina Simone que es genial hasta la del Micky Burbuja. Pongo en la lista la de Muse porque es la que más energía me da.
  10. You know, I’m no good / Amy Winehouse. No había de otra. De la Winehouse me llevo medio repertorio. Ésta en especial me encanta.

Foto

Thunder only happens when is raining
Players only loves you when there playing
Women, they will come and they will go
When the rain washes you, you will know
Stevie Nicks/Dreams

Siempre me asalta la misma duda.
Año con año, desde que Adriana acompaña a mi papá, cada día de muertos que pasa al lado de él, en la ofrenda aparece la foto de mi madre.
Es curioso.
Adriana se ha ganado mi respeto, debo admitirlo.
Y es curioso que aparezca la foto. Otra en su lugar, como buena conquistadora habría desaparecido fotografías o cualquier rastro del antiguo morador de esas tierras.
Pero ella no lo hizo.
Cuando mamá murió yo sabía increíble el hecho de que papá se mantuviera sólo y con su alma. Eso era un hecho, papa en menos de un año debería estar acompañado otra vez, su vida no funcionaría sin una mujer al lado luego de 25 años de vivir en compañía. Por eso no me sorprendió que reiniciara su vida con ella meses después de la muerte de mi madre. También fue por eso que no me uní ni a los gritos ni a los sombrerazos que pegaron mis hermanos (no todos, aclaro) cuando mi papá les dio la noticia.
Y como buen hijo menor me tocó, una vez más, ser testigo de que, poco a poco Adriana ganó su confianza. Y el hecho de que en la casa de Venta Grande aparezca una fotografía de mi madre entre la ofrenda puesta por Adriana solamente me hace reconocerle el respeto que tiene por la memoria que todos guardamos los hijos de su marido.
El máximo recuerdo o encuentro que tuvieron una con otra fue que en alguna ocasión la hoy esposa de mi padre fue clienta de mi madre. Y aunque Emma y Adriana no se conocieron a fondo, ni fueron amigas, sí bien sé que Adriana la consideró como una mujer admirable. Por eso agradezco que ella también la honre y le recuerde. ¿Por qué será? No sé, pero la vela encendida en honor a Emma Vargas es un detalle lindo cada que me siento en la mesa que mi papá y Adriana comparten todos los días.

jueves, octubre 25, 2007

Yo, daltónico

El hecho de no diferenciar colores no me había afectado tanto a mi autoestima hasta hace unos días.
Alguna vez pensé en ser diseñador y el ser daltónico me hizo sentir que no dominaría el oficio.
Debo admitirlo.
No pensé que esto me diera broncas en esto de la reporteada.
Pero hace unos días cometí un error garrafal.
En una publicación mencioné que el atuendo usado durante el debate por la candidata priista a la presidencia municipal de Puebla, Blanca Alcala, consistía en traje sastre blanco y blusa roja.
La foto era la siguiente. Yo me enteré que la blusa de Blanquita era verde un día después, ya que había publicado y que todos los ejemplares de CAMBIO estaban ya acabandose.
Ya sabrán los comentarios. Las burlas, los chistes, los chascarrillos. Me llovieron más que a Adela Micha con lo que le publicó la QUIEN.
En fin.
Ya enfrentado el trauma me sometí a investigar más sobre esta mutación, porque así la dictamina la ciencia, como una mutación... ¡Casi soy un XMEN!
Traje al Google como verdadero calzón de puta, pa'rriba y pa'abajo, y encontré que daltónicos habemos muchos. Bueno el 5 por ciento de la población masculina, porque solamente se presenta en hombres.
¿En qué consiste el daltonismo? Ah, pues esto lo supe desde que me dieron clases de fotografía, ja. En la universidad, la maestra Diana Aguirre me explicó que los daltónicos no podemos distinguir ciertos colores (discromatopsia) porque tenemos atrofiadas las terminales nerviosas de la retina (eso se conoce clínicamente como retinopatia). Las terminales nerviosas que tenemos en la retina se llaman conos y bastones. En los conos se distingue el color, en los bastones la luz y ausencia de esta.
Mi madre me heredó el daltonismo que padecía toda su familia.
Mis tíos lo padecen, mis primos también.
Mi hermano igual.
Y al parecer, según ha notado mi familia, mi sobrino Rodrigo también.
Y si mi cuñada Sandra trae al mundo a otro niño, él también lo presentará por los genes de mi hermano.


Daltónico dicromático deuteronope
Bueno pues hay distintas variaciones del daltonismo.
Yo padezco daltonismo dicromático.
Tengo dos terminales nerviosas en los conos de mis retinas, en vez de tres -como ocurre con cualquier ser humano que ve todos los colores-.
Esto provoca que no pueda distinguir específicamente el verde. Se le llama dicromatismo, y no es nada lejano de la vista común y corriente, pero... ¿qué creen? Se confunden muy seguido dos colores, casualmente el rojo y el verde.
Además existe una especificación más, soy deuteranope.
¿Deutera... qué?
La deuteranopia es cuando solamente distingues dos colores primarios en vez de los tres acostumbrados. Así que ocurre regularmente que confunda colores como verde, amarillo, naranja, rojo con todas las tonalidades amarillas y las gamas que van del azul al violeta las veo azules todas.
Por aquello de no distinguir el verde y el rojo de plano mejor no manejo.
Ja.
Malditos semáforos.
Por eso cuando cruzo las calles me fijo de qué lado se paran los carros en vez de confiar en mi vista o en el semáforo.
Y pues así pasó, en el debate confié en mi vista y vaya chasco que me llevé.
Gajes del oficio.
Los médicos entierran a sus errores, los reporteros los publicamos.
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*La fotografía fue tomada por Tere, "La reinis", Murillo, querida compañera de CAMBIO.
Ah. Si tienen duda del test para daltonicos y quieren aplicarlo den clic aquí.

martes, octubre 23, 2007

Perra perra vida

Distinguí a Margarita en la distancia.
La fría mañana de este martes caminaba sobre la 9 Oriente cuando la noté, sonriente, increíble.
Bendita sea la casualidad porque llama a aquellos de los que anhelamos tener noticias. me prguntaba sobre cómo se encotnraría ahora que pasaba un momento difícil.
Y de repente ahí estaba ella a unos metros, dentro de su auto, José manejaba. Su marido sintió mi vista pesada y yo me crucé el bulevar para escucharla y constatar que estaba bien. José pitó dos veces y yo devolví el gesto con un grito, salté al arroyo vehicular, Margarita abrió su ventanilla.
“Margarita… Estaba pensando en tí... Me entere, me enteré...”, le dije con los ojos a punto de hacerse agua. Casualmente ella se vio más fuerte cerró los ojos un nanosegundo y dijo “gracias”. Iba de negro, pulcra, como siempre con su pelo peinado en coleta hacia atrás.
Cambié el tema mientras el tráfico del bulevar seguía su curso y a mi me importaba un carajo el verde del semáforo.
“Al rato hay misa en su honor ¿no?”, dije para matizar sin que se me salieran las lágrimas.
“Sí, a las siete en Huexotitla”, dijo brevemente mientras yo me despedía diciendo otra vez mis condolencias, casi mudo por el nudo en la garganta.
Si bien no conocí a su padre, conozco el dolor por el que pasa.
Margarita es de las profesoras con que más disfruté en la universidad, de las que más aprendí y a quien considero una amiga.
Su padre falleció hace dos días.
¿Causa? Cáncer.
Ayer fue sepultado en Tetela de Ocampo, de donde era originario.

miércoles, octubre 17, 2007

Nomás por no dejar...

Periodismo y homofobia*
-O el agridulce elixir de vivir de la prensa, como reportero gay-


Edmundo Velázquez

A mi madre, en su sexto aniversario de muerte.
A mi amigo Toño, contabilizado por la PGJ como el suicida número 4 del 2005.


Escenario uno. La homofobia desde las fuentes informativas.
En la Procu, algún burócrata que se quiso hacerse el chistoso, de esos que no faltan en las dependencias públicas, tuvo a bien poner una fotografía tomada de “El Sol de Puebla” donde tres travestis aparecen acompañados por dos policías municipales.
Bajo el pie de foto, el cual era simplemente informativo y daba los nombres de los travestis (no sus nombres artísticos, cabe aclarar) aquél burócrata chistoso que colocó la foto, también puso un letrero que decía en tono preventivo y burlón: “¡Aguas!”.
Este tipo de ejemplos se pueden dar día a día. Desde las dependencias públicas, que generalmente son la mayoría de las fuentes informativas, inicia un proceso noticioso con tendencia a la homofobia. “Esta nota está buena, dos lesbianas mataron al hijo de una de ellas”, comentan los reporteros tras ruedas de prensa escandalosas de las que saldrán notas periodísticas aún más escandalosas.
Y es que, la prensa coloca entre sus páginas un montón de estereotipos, clichés generalmente celebrados por todos nosotros los reporteros, porque si no, pues no es nota. Así que los estereotipos más escandalosos atraerán por tanto nuestro morbo. Y como ocurre en muchas ocasiones, nuestro morbo, ha crecido por una serie de prejuicios.
¿Qué tal cada que leemos sobre un asesino serial que solamente busca matar travestis? ¿Qué tal del caso de aquellos “chichifos” que mataron en plena Zona Rosa a un posible cliente?
Como en la mayoría de las ocasiones la prensa atiende a un objetivo, que los lectores, ávidos de morbo, compren más diarios y tabloides. “La cabeza es la pirotecnia de la nota”, dirán muchos editores. En una oración tendrás que agrupar el sentido más escandaloso de la nota, el más agresivo, y mientras menos palabras uses, será mejor.

Escenario dos. La homofobia desde casa.
Cuando se dio el fabuloso ‘Coming out’ ante mi hermana, en su cabeza pasó de seguro la imagen configurada que tenía en su mente de la palabra “homosexual”.
Ella, educadora de kínder, quien me había conocido todas las novias de la prepa y que trabajó en el DF más de siete años siempre tuvo la curiosidad de hablar con alguno de los travestis que se ofrecían sobre Avenida Tláhuac, lugar donde vivió por años con su primer marido. Nunca lo hizo. “Le dio pena”, según me dijo. Pero la concepción que ella tenía de la palabra “homosexual” era esa. Un hombre vestido de mujer, ataviado de peluca, tacones y un maquillaje cargado quién sabe con qué desviaciones y quién sabe con qué traumas.
Cuando le dije a mi hermana sobre mi orientación sexual ella se fue de espaldas. Por el estereotipo que tenía en la cabeza, el verme así, como me ve regularmente (como me ven hoy en esta charla) nunca le hizo pensar que yo fuera homosexual.
La gente que crece acostumbrada a los estereotipos, como creció mi hermana, como crecí yo. Estamos acostumbrados a que el mundo se nos resuma en dicotomías de blanco y negro, de bueno o malo. De macho o macha. Y aquellos que buscan otros colores, otros caminos, rutas y vías alternas simplemente quedan relegados. Aunque, la historia de la humanidad nos ha llevado a encontrar que en casos como el del Colectivo LGBTTT (y no se cuántas más tés) se ha generado una cultura emergente.
Escenario tres. De la suma de las partes.
Con estos dos escenarios he crecido en mi vida personal y profesional. Sin caer en el llamado periodismo de militancia, intento que cada caso donde existe homofobia sea expuesto en el medio de comunicación donde trabajo. Así ocurrió cuando conocí a Ángel y Juan Pablo, pareja gay que fue despedida de Findlay Industries porque a uno de ellos le fue diagnosticado VIH/Sida. Lamentablemente la aparición del caso en TV Azteca, CAMBIO y La Jornada de Oriente (en ese orden) no fue suficiente. A los dos muchachos los despidieron sin más ni más porque el jefe de producción de la línea donde laboraban fabricando toldos del modelo Bora de la Volkswagen le dio miedo terminar infectado. Ya saben, su ignorancia sobre el tema lo levó a pensar que todos ahí estarían contagiados, incluso amenazó con mandar a exámenes clínicos a todos los trabajadores para “cachar” a otros “amantes” en potencia de los muchachos con VIH. De manera personal sentí un poco de frustración porque el caso, a pesar de tener el potencial del “escándalo nacional” anhelado por cualquier medio de comunicación en un estado fue ignorado por otros medios. Poco a poco se desvaneció entre la opinión pública y aseguro que a menos que cualquiera de los medios que ya lo presentó, lo retome, no habrá más noticias de Juan Pablo y de Ángel. Si alguien esta tarde tiene alguna noticia de ellos se agradecería, porque ni las organizaciones de la sociedad civil mostraron cohesión con ese tema.
Y por último un escenario imaginario.
Imaginemos otro escenario. José Ignacio y Martín llevan ya más de siete años juntos. Y salen a pasear a sus perros todas las mañanas. Tras el ejercicio regresan a sus casas y cada uno se marcha al trabajo. Es casi un ritual que se cumple puntualmente antes de las 7 de la mañana. Hasta que un día, un maniático los sigue. Los ataca a punta de arma de fuego y después los lleva a su casa. Si al otro día sus cuerpos aparecen cercenados y sus mascotas aparecen muertas en el parque será nota. Se los aseguro, eso sí lo cubrirán los medios de comunicación. Y mientras tanto, nuestras autoridades cerrarán el caso. Bastará que la procuradora declare: “fue un delito pasional”. Como con tantos crímenes de odio el caso pasara desapercibido y archivado. Como ocurrió con 7 asesinatos sumamente parecidos que ocurrieron a finales del 2004 “todos aislados” como dijo el entonces procurador Héctor Maldonado Villagómez. Este escenario no fue tan imaginario, con otros nombres, las victimas existieron. Murieron a golpes. El cuerpo de uno de ellos fue tirado en un costal ante la puerta de su familia. Y bajo la puerta de su departamento apareció un recado “Muéranse malditos homosexuales”. Los muchachos fueron atacados en Los Fuertes, cuando apenas había aclarado el alba.
¿Entonces vienen las preguntas? ¿Dónde está la homofobia? ¿En los reporteros que catalogaron como “una buena nota” la masacre de la pareja? ¿En la PGJ que cerró el caso? ¿En la legislación que aún no reconoce el crimen de odio? ¿En los reporteros que se negaron a indagar en el caso de los obreros despedidos Findlay? ¿En la gente que goza del morbo? ¿En nuestra educación o en la carencia de ella?
***

Como conclusión puedo decir que mi oficio se trata de ir resolviendo preguntas. De desentrañar un tanto misterios, casos, hechos. Investigar e informar. Pero hay ocasiones en que las preguntas se vuelven eternas. En nosotros está responderlas y enfrentar que aún entre nosotros, incluso entre la gente “de ambiente”, en la gente gay friendly, existe un tanto de homofobia. Y mientras eso se mantenga la prensa seguirá atento a eso. Al pueblo, seguirán dando circo.
_________
*Este fue el texto que presenté, o vaya, expliqué en la mesa redonda sobre Periodismo y homofbia el día en que arrancó la semana cultural LGBT en Puebla. Sí, a donde salí corriendo muerto del nervio.
Ahí la dejo para aquellos que gusten leerla.
Espero sus comentarios.

lunes, octubre 15, 2007

Manojo de nervios

Con nerviosismo dejo que el halo del sustituto de azúcar ultrarefinada caiga sobre las teclas del ordenador y apenas llegue a la taza de té verde.
Espero haga efecto y me calme. No encontré algún remedio casero de los que daría mamá. Hoy, a seis años de su muerte le dedico mi ponencia sobre “Periodismo y homfobia”. También lo hago a salud de Toño, amigo cuyo recuerdo y mi espíritu enmarcado en la nota roja no deja de remarcarme que fue el suicida número 4 del 2005.
Nervioso, muy nervioso estoy. Tenía tiempo, mucho tiempo que un tema del que hablaría en público no me generaba pensamientos encontrados. “Periodismo y homofobia”, qué tema y qué comprometido me siento por hablar de eso.
Y aunque ayer estaba confiado, hoy faltan unos minutos para que inicie la ponencia. Menos de una hora. Y aún sigo a muchos metros del lugar donde se presenta. Intento que el té verde actúe, me tranquilice y rebaje la carga de las dos tazas de café que me tomé durante la clase de redacción con los muchachos del IES.
Hoy, por lo contrario, a unos minutos de ser sujeto del escrutinio, es que comienzo a desmoronarme por el nerviosismo. Dejaré pues que la adrenalina fluya, que tire el miedo en el baño y que mi estómago deje de hacerme jugarretas. Confío en que el té, en que este escrito y el caminar unas cuadras sirva para tranquilizarme.

martes, octubre 09, 2007

'Trouble' bis

Hoy escuché 'Trouble'.
La rola de Coldplay.
Y me acordé de lo mucho que me gustó recién la había escuchado.
Y recordé cómo me martillaba la cabeza escuchando la canción una y otra y otra vez.
Todos los dolores se me hicieron uno.
El clima frío.
Las ráfagas de viento a 19 kilómetros por hora.
La urgente necesidad de una bufanda.
El pinche coraje del robo de mi iPod.
La cuenta atrás de la hora cero a un año más del luto.
La lejanía de los viejos amigos.
E incluso que había olvidad mi libro y pasaría dos horas haciendo nada.
Todo, todo eso me vino al momento en que me senté en una de las bancas de Profética y escuché 'Trouble' otra vez.
Apenas es martes y ya quiero que acabe la semana.

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Breve aclaración.
Debo decir que la banda liderada por Chris Martin cayó de mi gracia con "X&Y".
Otra banda proclamada como los nuevos difusores de ritmos no experimentados. Ajá. La verdad es que no son lo mismo. Si no fuera por la colaboración de Martin con la Furtado ya me habría olvidado de aquél hombre.

miércoles, octubre 03, 2007

Es tiempo

La verdad, estoy hecho un manojo de nervios.
Por primerea vez en mucho tiempo pedí permiso para faltar a la redaccíón.
Y ahora estoy sentado tomando un té y viendo cómo pasan los minutos mientras espero sea la una de la tarde.
Llegué de la escuela, dejé las tareas de los alumnos sobre mi cama.
Busqué el ticket de la lavanderia.
Caminé y pensé en Miriam.
De vuelta a casa hablaba con Selene cuando sonó mi celular.
La pantalla del Nokia tenía un nombre conocido.
"Santo Dios. Miriam ya está en el hospital", me adelanté y pensé en voz alta.
Exacto, perfecto en el clavo.
Oscar llamaba para mencionarme que tenía poco de haber internado a mi hermana en San Alejandro.
Que ya estaba en labor de parto.
Que a la una daban informes.
Que él estaba en su casa buscando documentos que faltaron de último momento.
Que nos veíamos en el hospital.
Yo voy para allá.