domingo, abril 27, 2008

A los 25

Cuando llegué al cuarto de siglo descubrí varias cosas.

1. Que comer de manera compulsiva es poco saludable.
(Tu cuerpo comienza a cobrarte todos y cada uno de tus antojos con traumas nacidos ante el espejo)
2. Dejar de usar acondicionador me es benéfico.
(Si bien nunca supe para qué servía noté que el acondicionador descubrí que hace más grandes mis entradas. A la verga pues)
3. Me desquicia el proceso por acumular cosas.
(Que si quiero un carro, que quiero dejar de pagar renta, que cómo carambas saco una tarjeta de crédito, que mi padre quiere que invierta en ganado, etc)
4. La vida en pareja me causa conflictos.
(Me enojo, me pierdo, subo, bajo, regreso, me encontento y al final siento los mismos pedos con el llamado ‘compromiso’)
5. Y disfruto más de los pequeños momentos.
(Esos flashazos, ideas sueltas, vagos comentarios, tequilas dobles derechos y sin sangrita que llegan al cerebro para dar aliento a la vida)

¿Nos pasa a todos a los 25?

jueves, abril 17, 2008

Pendiente

Porque mi doctor me lo previno, para este corazón estás prohibido.
Por los besos que aún nos quedan en la boca.
Por los miles de homenajes que nos dimos.
Por nadar y no guardar nunca la ropa.
Por los besos juguetones del destino.
Porque fuimos lo que fuimos…

‘Fuimos lo que fuimos’
Jorge Drexler y Ella baila sola
Ni hablar Jecka, tienes la boca llena de razón.

viernes, abril 11, 2008

Qué chula es Puebla

Mundo // Quiero ser procurador express dice:
No mames... sigo sin creerlo.
PatY dice:
¿Por?
Mundo // Quiero ser procurador express dice:
Pues qué piche locura… En qué pinche estado vivimos.
PatY dice:
En un estado PRE-CIO-SO
Mundo // Quiero ser procurador express dice:
Ja.


Cuando hablaba con la Pato de USN no me desgarraba las vestiduras porque, a menos de 25 días en el cargo, renunciara el procurador Rosales.
No, de veras que no.
Ni me indignaba, ni me preocupaba, ni me iba ni me venía.
Lo qué sí sorprende es que, día tras día tenemos en Puebla cosas que no se ven a diario en otros estados.
Parece que vivo en un estado fuera de control.
Quizá sea la manera con que yo veo las cosas, pero no soy el único.
Pero, que desaparezcan millones de pesos en una restauración que no se hizo en el Museo Bello, que detengan a un alcalde por narcotráfico en Los Ángeles (y que sea compadre de varios funcionarios del gobierno del estado), que se queme el patrimonio de Puebla sin que le importe al secretario de Cultura, que armen la feria al puro estilo de un Pueblo sobre el Parque Ecológico, que le den baile a la Mastretta con el Parque del Arte, que una mujer policía mate a la amante de su mujer, vaya, que incluso fuera de Puebla terminen en broncas los amantes del fútbol en el partido contra los Tiburones Rojos. ¿Y que renuncien al procurador? ¡¿Así nomás?!
Aplica entonces una frase de mi jefe:
“¿Qué estamos locos? ¿Qué estamos pendejos? ¿O estamos locos y pendejos?”.
Increíble que todo esto haya pasado en menos de un mes.
Bueno, yo por lo menos tengo mucho material para el diario.
Y apenas es abril.

lunes, abril 07, 2008

Flores


Papá convocó a su hijos.
Curioso, lo hace cada vez con más frecuencia.
Curioso, comienzo a disfrutarlo.
Recién recibí la llamada de Adriana, marcaba para ponerme al tanto de cómo se encontraba papá tras el sobresalto que sufrió por 5 mil pesos que le cobraba mi hermana Blanca (sí, leyeron bien, mi hermana le cobraba cinco mil pesos al hombre que le dio la vida, deuda tonta y añeja que su marido tuvo a bien enjaretarle a papá por una televisión vieja y pasada de moda, pero esa será otra historia).
Además, Adriana llamó para avisarme que papá llevaría flores a la tumba de mamá el 19 de abril.
El día de su cumpleaños.
Mi madre era un empedernida ariana… (¿se dice así?)
Y tenía la costumbre de calcular el signo zodiacal de los recién conocidos en cuanto escuchaba su día y mes de nacimiento.
También tenía la buena costumbre de reír lo más que pudiera. Aún recuerdo sus carcajadas cuando perseguía a alguno de nosotros en algún juego de almohadazos que terminaban en la sala.
Aunque, si se trataba de ponerse seria podía ser tan gélida como un témpano. Bien le pasó a mis hermanos el verla con la boca apretada contra sus dientes para no decir nada hasta que el coraje, cualquiera que fuera, se le pasara.
A mí solamente me pasó una vez verla así. Me perdí el día completo por el pueblo jugando con los amiguitos y a ella le había avisado que hacía la tarea en casa del Chino. Dichosa la tarea “en equipo” que a uno le dejaba escaparse cuando resultaba bien la mentira.
Aquella vez se espantó porque yo no aparecía ya entrada la noche.
Llamó a todos lados y por supuesto se enteró donde andaba.
Cuando me vio entrar a la casa dio cuatro pasos secos hacia mí.
Y una cachetada certera en la mejilla derecha.
Qué buena zurda tenía mamá.
Fue la única vez que me pegó.
A veces me pregunto qué recuerdos tienen mis hermanos de ella.
Conforme pasa el tiempo la tengo más presente, pero sin tormentos.
Curioso, cada vez mi memoria me es más sutil para recordarla.
Curioso, papá nos reúne de nuevo y será en la tumba de mamá.