viernes, octubre 29, 2010

Control de calidad

Algo me dice que, mientras más me conoce, más temor le da seguir a mi lado.
No lo ha dicho. No lo dirá. Así es él. “Esto me gusto, esto quería, ahora me aguanto”.
Esa frase se la he escuchado infinidad de veces.
Seguramente la aplica ahora mismo que conduce hacia el trabajo.
Y temo.
Ahora temo.
No quiero que me venzan los temores.
Ya me pasó una vez. Y no quiero que vuelva a suceder.
Hoy algo me noqueó de frente.
Luzco como tal. Ni me peiné, no puse tanto análisis en lo que uso hoy.
Veo mi cara en el reflejo de la lap. No espero a que el café se enfríe y sorbo con todo conocimiento de que tendré el hocico en llamas.
En algún verso de Mike Shinoda escuché que la parte más difícil de acabar es empezar de nuevo.
Nada más cierto.
Qué difícil es empezar de nuevo.
A casi cuatro meses de conocerlo, hoy me doy cuenta.

miércoles, octubre 13, 2010

Criminal


“¡Ah chingá…! ¡Se paceré un chingo a mí!”.
Bueno, eso fue lo que dije cuando vi que Karlita, ex alumna mía de AS Media, fanática de The Beatles a morir, me había etiquetado en una fotografía en su perfil de Facebook.
La foto correspondía a un tipo...
Barbón, como yo.
Medio mal encarado, como yo.
Vestido de traje negro y con camisa blanca, como yo cuando grabábamos el programa de tele de Revista 360 Grados.
Me fui de espaldas. Era yo.
O pensaba que era yo.
El wey ese era igualito a mí, pero tenía mis dudas.
Solamente fallaban mis labios carnosos (jo), que no estaban o medianamente difuminados se perdían.
Ah y el tipo tenía tremendas entradotas.
Vaya, soy calvo prematuro pero esa era una pista de patinaje para moscas.
A leguas había photoshó en eso.
Y no estaban mis ojecitos que habrían sido la clave para confirmar.
En fin.
Que le comento a la Karlita en su Facebook lo asombrado que estaba.
Ella y medio salón de ex alumnos insistían en que sí, el profe Mundo ahistaba de modelito en un cartel de un congreso de Merca en el Tec de Monterrey.
Pero no me quedé con la intriga. Casualmente a la oficina llegó Patiño, el fotógrafo de la revista. Autor material de esa foto y le reclamé así sin salivita y de jalón por andar vendiendo material mío.
“Ah chingá… no pues sí eres tú. Y la foto sí la tomé yo”.
Patiño se lavó las manos porque él había rolado ese material con la casa productora. Y ahí cayó el veinte. Por conexiones que se hicieron la casa productora y la que diseñó la publicidad del congreso tenían archivos en común. Ahí estaba la clave y el monito ese sí era yo.
Los ojos no se notaban porque le habían puesto una banda con el nombre del congreso: “Criminal ideas!”.
Aunque eso sí, no me veo tan pior.
Nada para inflar el ego como que te usen (aún sin saber) para carteles y anuncios.
Qué mamón.
Terminé de modelo involuntario.