miércoles, enero 10, 2007

De la duda a la mierda

¿Porqué nuestras dudas deben siempre estar satisfechas? Eso me preguntaba mirando al suelo del camión. Imagino mi postura, como buscando un chicle pisado, como si fuera una paloma buscando migajas en el suelo.
Minutos atrás me había rendido a esos indefinibles tonos que te regala un atardecer, mientras la voz de Thom Yorke con su Harrowdown Hill me servía de fondo musical.
So don’t ask me / ask the ministry / don’t ask me / ask the ministry / We think the same things at the same time / There are so many of us / So you can't count…
Ahora pienso mucho, me hago preguntas, pienso en preguntas ajenas. Pienso en mis dudas y en las dudas ajenas. En el dolor. En lo doloroso que es no tener un poco de confianza.
Y en tanto —mientras que me defino, que me explico y que me redimo— me siento como un grano de alverjón recién hervido.
Así: muy suave, muy blando, tibio.
I'm coming home / I'm coming home / To make it all right / So dry your eyes / We think the same things at the same time
Tan tibio, tan blando y suave como la mierda.

No hay comentarios.: