domingo, julio 22, 2007

¿Más que un robot?

Puede ser que las cintas de verano vengan mal al gusto de muchos.
Domingueras, palomeras, puro efecto, un churro. Así las llaman muchos de los conocedores del cine. La verdad recuerdo que por ese tipo de cintas es que, yo por lo menos, me inicié en la pantallota.
Recuerdo el primer caso.
Cómo olvidar que a mis diez o nueve años se me helaron las piernas cuando vi al Tiranosaurio Rex de 'Jurasic Park'.
Inolvidable.
Simplemente recuerdo la sensación que tuve, un vértigo espantoso, cuando los protagonistas bajaban en helicóptero al sui géneris parque temático y en paralelo había una cascada enorme. Era de mis primeras experiencias en el cine, fui a uno en Torres Lindavista por donde vivía Miriam, mi sister.
Qué decir cuando los sueños de un niño por revivir a los dinosaurios en su mente estaban plasmados en la pantalla de plata: una llanura repleta de diplodocus, triceratops pastando, y un abrevadero rodeado de esas bestias, gallinmimus corriendo como un ato de avestruces… no sé, lo recuerdo, me vuelve a la mente la cinta de Spilberg y regreso a mi niñez.
Ayer sentí lo mismo.
Si bien mis sueños de caminar entre mechas no fueron cumplidos al cien por ciento, sí salí satisfecho y con mi carota de niño cuando salí de la sala en que exhibieron 'Transformes'. Recuerdo que de niño fue otra de las series que me impactó. Transformers, Astroboy y Mezinger Z eran los artífices de mis primeros sueños.
Y ver a Optimus Prime recreado de tal manera que podías ver sus ruedas aún girando a la par que se transformaban en una de sus imponentes piernas me dejó boquiabierto.
Del cine salí con una doble carga de adrenalina inyectadas en menos de dos horas y media.
Seré sincero, la historia en general resultará ilógica, increíble, tonta , irreal y hasta patética. Pero escuchar esos rechinidos del metal mientras peleaban, verlos partirse en dos, escuchar la voz original de Optimus, el sonido original de cuando se transforman, notar que rasgan el pavimento mientras nacen de una Hummer, un Solstice, o de un Camaro. Llevarse consigo puentes enteros o pelear a toda velocidad sobre una autopista, vaya, vale la pena.
La cinta apela mucho a los recuerdos de niño.
O por lo menos apeló a los míos.
Inserta por todos lados detalles que alguna Hasbro hizo récord en ventas como Mi Pequeño Pony o el mil veces horrendo Furby.
Eso es lo mejor, la cinta está plagada de detalles en batallas, en el silueteado de cada uno de los personajes, en sonidos, en formas, en la textura de la lámina, la pintura de los autos, vaya, hasta lo que llevan colgado en el retrovisor.
Y a pesar de tener una intervención secundaria, los actores de carne y hueso se enfundan, en su mayoría, en personajes bien dibujados, arrodillados ante los vicios de la vida postpostmoderna, la sociedad del consumo, la clase media y el auge tecnológico. ¿Suena conocido?
No soy fan del director de la cinta, Michael Bay.
Nunca he sido gran amante de las cintas de Spilberg, su productor.
Pero realmente entré muy escéptico, pensaba que la cinta no me dejaría buen sabor de boca.
Me llevé una sorpresa. Si el lema era “más que un robot”, creo que esta es más que una cinta palomera o un churro de verano.
También pensé que la película mucho menos podría rendir un buen homenaje a uno de mis juguetes favoritos, mi Optimus Prime, “con verdaderas partes de metal”. Ja, estuve en un error y terminó remitiéndome a las fechas en que me peleaba con mis primos para que no fueran a joderle alguna de sus partes.
Vaya, salí del cine con ganas de correr a mi antigua casa y buscarlo entre los montones de triques que dejó mi infancia. Me revolvió la melancolía por crecer en el tardío período de los 80’s y los entrantes 90’s.
Incluso tuve miedo cuando escuché la aniñada voz de Chester, el vocalista de Linkin Park, con esa negra canción de cuna que es “What I’ve done”, insertada en los créditos finales.
Con la voz de niño en el cierre del último estribillo quise voltear a buscar a ese escuincle asustado, curioso, metiche, parlanchín pero tímido, que algún día fui.
Maldito sea el cine que hasta una cinta llena de efectos especiales e imágenes agregadas por computadora, un churro de verano, una movie vil y palomera, lo hace a uno remontarse a días bellos.
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*La pic se la debo a Marco que sí encontró en su caja de juguetes, esas que aún muchos deben guardar en la azotea o entre sus triques, a su Optimus Prime "con verdaderas piezas de metal". ¡Qué tal, eh!


3 comentarios:

Fernando Hurtado dijo...

los animes de la epoca de los transformers son la onda, todas!!

The One & Only dijo...

no la e visto (damn)

Unknown dijo...

Básicamente siento lo mismo que tu, he de confesar que si fui al cine con la esperanza de que si al película era de Michael Bay y tenia la mano de Spilberg dentro por lo menos las secuencias de acción y los efectos especiales estarían bien logradas…digamos que del verano fue lo único que no me desilusionó