miércoles, mayo 10, 2006

Bromelias

Compré bromelias para mamá. Recordé cuando, debajo de la mesa de su taller de costura, jugaba con los retazos de tela estampada. Cuando descubrí el ramo de bromelias entre las flores de la típica vendimia por 10 de mayo, no resistí.

Años atrás no me había pasado esto. Regresé al inMundo sentimental. Tres veces el llanto casi me ataca.
La primera ocasión fue cuando desperté. Me di cuenta qué día era. No me quise levantar, no quería dejar ese tibio lugar que recientemente me alberga, esa cama ajena. Me tuve que ir y enfrentar la mañana fría.

La segunda fue cuando se me antojó... Se me antojó ver aves del paraíso cerca de la foto de mi madre.
Me bajé del camión y directamente fui por las flores. No las encontré. La flor favorita de mi madre o estaba ausente porque los vendedores decían que no sería negocio o de plano unos no la conocían y me mandaban a revisar las gladiolas de exóticos colores para ver si me convencía. Terminé comprando bromelias.

La tercera casi me quiebro. Marco se enteró de la desgracia. Vaya, de que no había encontrado a mi gusto más que esas sencillas flores de porte casi corriente pero con estampa de chifón o de gasa española. Unas horas más tarde estaba en casa. Quién sabe a dónde fue. Pero trajo en su mano un trío de aves del paraíso. Todas ellas rojas, moradas, naranjas y amarillas en sus puntas desojadas.

Casi lloro.
No lo hice porque alguna vez escuché que las lágrimas para un muerto son un pelotón de pisadas sobre su tumba. Así que decidí evitarle esa pena a mi madre este diez de mayo que ya casi se extingue.

1 comentario:

Z. dijo...

Me dejaste sin palabras.
Bello texto.
Un abrazo.