sábado, febrero 11, 2006

Noche de insomnio


Hace unas horas le decía a Lia que los mexicas tenían una diosa a la que le contaban todos sus dolores y penas, algunos pecados de guerra y otros vicios nacidos de su ocio. Lo hacían cual confesión.
No recuerdo el nombre de la diosa, creo que era Tlazeoltéotl pero Gary Jennings en el Azteca escribió que se traducía como "La que come mierda", o "la que vive de inmundicia".
Tan bélicos y tan sabios, los mexicas dejaban todo el peso de su dolor, su angustia y frustración ante ese mágico idolo, probablemente labrado de monumentales trozos de laja. Probablemente inherte ante ellos llorando.
Así a veces me siento cuando recuerdo a mi madre y a solas hablo de nuevo con ella.
Si bien, ahora intento recordar a qué olía, cómo se reía, cómo cantaba o las cosas que hacía, y esto, poco a poco se borra tras el paso de los días, también es cierto que sigo en estas noches de desvelo invocando por momentos su compañia.
Lo admito lo he hecho. Ultimamente casi todos lo días.
Ayer hablé con ella, hablé al aire y en voz baja.

Le dije cuánto me preocupa Miriam.
Le comenté mis dudas sobre cómo creceran mis sobrinos.
Le pedí que contuviera los celos, que Adriana es buena compañía para papá.
Le dije lo dificil que creo que serán los días que vienen.
Le pedí perdón por aquellas actitudes con que no ayudo a nadie.
Le conté mi interminabe duda sentimental, hablé sobre la constante variable M.
Le pedí valor.
Le lloré otra vez.

Hice lo que ella antes hacía ante el nicho de San Judas Tadeo en la Iglesia de Huauchinango. Mientras yo le esperaba sentado en uno de los bancos del oratorio.
San Judas Tadeo, el abogado ante las causas dificiles no le fue muy útil, no le curó el cáncer, no le dio unos días más de aliento.
Yo en cambio, no acudo a Tlazeoltéotl, ni a San Judas Tadeo.
Acudo a ella.
Aunque el recuerdo de su aroma, de su risa, de sus canciones, de sus creaciones, se borre poco a poco.

1 comentario:

Social Drinking y Su Sonido Chikinasty dijo...

Mejor vea el show del insomnio ajua.