martes, junio 26, 2007

Hablando de retiradas


Soy como tú estás, soy como te sientas.
Soy Satanás, soy la Cenicienta.
Soy una bala, soy un tirano, soy malo malo.

Soy un aprensivo, me sigue la enfermedad, soy un tío vivo, soy un tipo de verdad.
Soy caro cuando hay vicio, soy igual desde el principio y hasta el final.
Es lo que tengo, es lo que hay, tengo una paja mental, que ya no sé de qué va.

Un día quiero dejar el mundo entero por ti.
La misma noche me aburro y no eres para mí.
Como quisiera tenerlo tan claro como lo tienes tú.

Soy el capitán de mis cosas, vivo siempre a tu lado sin estar contigo.
Es una deuda que nunca pago, soy vago vago.
Soy un torbellino, nada me puede parar, soy un fugitivo, todos me quieren cazar.
Soy fácil y lo admito.
Soy igual, pero distinto y hasta el final.
Es lo que tengo, es lo que hay, tengo una paja mental, que ya no se de qué va.

Un día quiero dejar el mundo entero por ti.
La misma noche me aburro y no eres para mí.
Como quisiera tenerlo tan claro como lo tienes tú.



Pereza /Como lo tienes tú

***

El trabajo sirve.
Una semana en paro de labores de los policías estatales me sirvió para despabilarme un poco.
Era viernes por la noche y yo seguía encuartelado con la comisión negociadora.
Hoy estoy cansado y un poco decepcionado de que los señores justicia se amedrentaron por López Zavala.
Mañana cumplirán una semana de plantón y parece que ya terminó el conflicto.
Fue bien curioso.
Los estatales generalmente son la antítesis de los defensores de derechos humanos o de los manifestantes y en esta semana fueron quienes peleaban por un poquito de salario.
“A ver… que les pregunten a los de Santa Rita Tlahuapan, o a los de Coyomeapan, después de las chingas que les metieron estos cabrones gustosos vienen a levantarlos del plantón”, dijo Pablo Spencer añorando los días de enfrentamiento.
Si de retiradas se trata, la de los polis me entristeció.
Habría sido bueno que tuvieran los pantalones para mantenerse firmes como se han mantenido frente a muchedumbres. Como aquella vez que apalearon a un niño de 12 años.
Ni modo. Así es esto.
El trabajo sirve.
A uno lo deja pensando.
Ayuda a que se emprendan retiradas.

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