lunes, junio 18, 2007

Excesos*

El viernes me sorprendió la voz de Mikel Erentxun.
Iba yo arremolinado entre las personas apretujadas que viajaban en la comodísima Ruta 10.
‘A un minuto de ti’, del disco “Naufragios”.
Años tenía sin escuchar bien esa canción. Mi madre compró el cd cuando escuchó la canción del ex Duncan Dhu en una estación de Poza Rica.
Quedó prendada de esa voz melancólica.
Mientras bajé a la altura de la 27 Poniente. Caminé a casa y me hice tonto media hora.
Cuando noté que poco faltaba para las 4:30 me encaminé a la cita.
En el camino al café me subían y bajaban las inseguridades y los sentimientos.
El qué diré, el qué dirá, no se quitaban de mi mente y seguía el maldito estribillo de Erentxun en mi cabeza: “A un minuto de ti, voy detrás de ti, a un minuto de ti, te seguiré”. El coro se volvía en mi contra y de un cuidado protector de su protagonista la rola más bien inspiraba un término psicópata.
Aún tiemblo al recordar la hora que pasamos ahí sentados.

***
Mismo viernes, más tarde.
El cumpleaños de Aroche fue el motivo de la fiesta.
Con ese pretexto circularon los tequilas, las margaritas de mango y tamarindo, el vodka tonic, las chelas… y otros tantos dulces. Por mi boca y nariz pasó de todo.
Hoy me duelen los músculos terriblemente.
Resaca no tuve.
Pero en calidad de bulto viajé con los Cravioto a la sierra.
Papá se ve bien. Aunque su recién descubierta alergia me frustró el regalo. Le recetaron cuidarse de cualquier perfume o fragancia.
Adriana le cocinará pierna adobada por aquello del día del padre. Nos reuniremos todos sus hijos a excepción de Claudial, ya saben, no quedaron las cosas terzas después de los últimos acontecimientos que pusieron en jaque a la familia.
Es curioso el sentimiento.
A veces odié la fortaleza de hierba que mi padre buscó cuando dejó Necaxa.
Hoy la bendigo.
Hoy me siento arropado por el leve bochorno de junio, refrescado por las nubes negras que vaticinan el roce de una sutil lluvia y con ciruelas me curo la deshidratación propia del desvelo.

***

De excesos me llené esta semana pasada.
Me excedí del silencio, me excedí en los remedios.
Me excedí un poco en el alcohol y mucho en otros vicios.
Hoy quiero excederme en soledad.
Quiero ser yo otra vez, ese niño tímido y un poco solitario.
Dejar de ser el sobrado chacal en que me he convertido.
Con el aire que mece los ciruelos espero que se depure mi aroma y el oxígeno que pasa por mi nariz, por donde anoche pasaron numerosas ráfagas de irresponsable desenfado, despida de mi cuerpo todos los demonios.
Comienza la desintoxicación.
_______________
* Escrito el día sábado 16 de junio en Venta Grande, Huauchinango, Puebla

4 comentarios:

carurosus dijo...

que rico es tener excesos... aunque sea de vez en cuando. Creo que yo disfruto en exceso mi soledad, me estoy acostumbrando, me está gustando, la necesito mucho.

ish dijo...

siguiendo el comentariom anterior-- solo se sufre la soledad un a semana, a la siguiente es de lo mas normal... salir con amigos a enviciarce... aun q tal vez digo "una semana" por q mis duelos siempre son cortos -- pero ese no es el punto---
lo bueno de los buenos placeres es q son esporadicos, por eso es q no les llamo vicios.. `por q sobre entiendo en ellos q ya debe ser un placer repetitivo.. casi una mania-
Entonces es limitar nuestra libertad en la libertad de coartar nuestra libertad...
raro nop?--
*****saludos

Nikolás de Lioncourt dijo...

chido blog

dulcedehigo dijo...

Será que la sierra tiene que ver con tus letras, quisiera haber nacido en la sierra.