martes, enero 16, 2007

Carricoches de miga de pan

Crudo, y apenas es martes.
Resulta que maldito informe de Mario Marín —menor, pueblerino y bastante cargado de información como la exportación de 500 cajas de jitomate poblano a EEUU o la nueva cosecha de papaya maradol— dejó notas pa’aventar pa’rriba. Ya sabrán.
Debido a esto la edición del adorado pasquín donde laboro dio harta presión y harto dolor de cabeza. Así que nada más terminamos acá y salí corriendo a La Citté.
Ahí me esperaban Martín y Selene.
Dos tequilas y ámonos, ya entonado el tenor terminamos en mi casa.
La botella de 1800 Añejo que me mandaron de regalito navideño de parte de la Policía Municipal sucumbió entre una canción de Sabina (sí, una en toda la noche) y la atmósfera de mi suit jom.
La pasé rico. Riquísimo.
Años tenía de no ponerme una borrachera tan deliciosa.
La conversación, las velas, la canela incendiándose.
Las risas. La rola, de una garganta también encendida en un franco nú tango que me enamoró del señor Sabina.
¿Cómo iba?

Sentados en corro merendábamos besos y porros
Y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa.
Te morías por volver "Con la frente marchita" cantaba Gardel
Y entre citas de Borges, Evita bailaba con Freud.
Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata.
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

Duró la tormenta hasta entrados los años ochenta.
Luego, el sol fue secando la ropa de la vieja Europa.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió.
"Mándame una postal de San Telmo, adiós, ¡cuídate!"-
Y sonó entre tú y yo el silbato del tren...

Se llama “Con la frente marchita”.
Y no se si sería el tequila derecho aquél que me hizo encontrarle tonos distintos cada vez que la escuchaba.
A Martín lo escuché como nunca, bastante íntimo, y lo escuché solamente porque mi vista al caballito número nueve perdió su ya menguado poder; Selene como siempre, muerta de la risa, encantadora, con esos saltos en la conversación que te provocan indignarte o ahogarte con las carcajadas y yo. Yo bastante pensativo de principio, después más lleno de curiosidad y al final corriendo al baño para devolver el medio litro de tequila.
Así mientras la casa se ahumaba con canela, se repetía una vez y otra y otra “Con la frente marchita”, fue que terminamos la pachanga en petit comité a eso de las cinco y media de la mañana.
Hoy me la curo con un poco de sopita que Lulú, la secre del pasquín, le despreció a su madre.
Híjole.
A mí me cae de perlas.
Casi como la noche de anoche.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena fiesta !!!!

Anónimo dijo...

PUES PARECE QUE TODO SE PUSO DE ACUERDO PARA QUE ESA VELADA FUERA RIQUISIMA, COMO USTED DICE...

UN ABRAZO♥

Anónimo dijo...

ei mi 1era vez por aqui... buen blog, salu2!

Anónimo dijo...

quiero un caldito de mariscos mientras escucho Criminal de la appe....ajua

Anónimo dijo...

¿Que le hicieron boicot todos sus compas gobernadores priístas? ¡Confirme!

carurosus dijo...

Que rico, no hay como sentirte en un lugar muy tuyo, con gente que te haga compañía muy a gusto, con un buen tequila...*suspiro*...que tiempos aquellos. Un abrazo