jueves, agosto 10, 2006

Dos cantaores y una noche tibia

Corrió por mi piel un pequeño impulso eléctrico. Parecía un escalofrío. No sé si eso fue.
Fue quizá la voz de Niña Pastori desgarrándose como buena cantaora de flamenco.
“Devuélveme la vida”, pedía una y otra vez, ah y el Saenz le hacía los corillos.
“Devuélveme la vida”, repetí en mi mente mientras me acomodaba el suéter y bajaba las mangas para cubrir bien mis brazos. Quizá sí era frío. Quizá era la voz de esa mujer.

“Vete de mí”, de El Cigala también provocó lo mismo.
Cuando lo escuchaba en el Ágora de la UDLA en lo que fue un desafortunado evento. Al pobre tipo le tomó tres horas llegar a Puebla, eso recuerdo. Le gritaron de todo los inconformes. Los fanáticos se lo soportaron. Yo iba gratis. Me esperé y me llevé una de las más grandes emociones que una canción brinda.

Algo me dice, espero no ahuyentar al dichoso y multicitado destino, que hoy dormiré tibio. Arrinconado por cierta alma par.
Algo me dice, y mi cuerpo lo confirma, que mi cabeza comienza a enraizarse en tierras ajenas. Que mi ego comienza a ser dominado.
Algo me dice que el medicamento de la compañía ayuda. Que a pesar de que dos canciones de renuncia me ronden la cabeza provocan el ánimo de una larga estancia de mis sentimientos.

5 comentarios:

Cobayo dijo...

Pues... qué se puede decir cuando todo ya está dicho. La tibieza atrae al sueño; y éste al descanso. La compañía es eso, compañía... comodidad... todo depende de lo que se busque. No siempre el camino más cómodo es el que nos lleva a los frutos deseados... todo depende de qué es lo que deseamos...

Cocodrilísimo dijo...

Saludisimos sr, hace tiempo que no le leia.... Le mando unos saludotes

Carlos Rojas dijo...

Tu paisana Amparo Rubín siempre me dice que el mejor termómetro para medir a los artistas son precisamente los vellos que se van erizando paulatinamente en los brazos.

Aún no tengo el gusto de vivir la experiencia con El Cigala, pero recién acabo de conocer el trabajo de Niña Pastori y sí, ¡es electrizante!

M dijo...

Y lo grato del viaje no es el camino, sino con quien se anda... y las palabras dichas y los silencios meditados.

inMundoAnimal dijo...

Cobayo:
La vía más corta, el camino más largo. Ambos lo llevan a descubrirse. Ambos dan tibieza y comodidad.

Cocodrilisimo:
Saludos y vuelva pronto, este es su blooo.

Usuario X:
Ya decía yo que la chingada Amparito Rubín era poblana. Se le notaba! Ah pues creo que es tía de una ticher de mi escuela. Y El Cigala ROCKS!.

MedeoMandarino:
Exacto. Los silencios meditados resuleven bastante el tramo a recorrer.