viernes, marzo 24, 2006

Regresión


Hoy no me bañé.
Hoy tuve una regresión.
Recordé una noche de noviembre.
Cantaba Lila Downs. Cantaba haciendo resonar cada recoveco en la fachada de Catedral.
Unas dos mil personas la escuchaban. Entre ellas yo.
A ella le suplicaban por una canción, le rogaban por aquella que habla de un ave de mal agüero.
Lila no tuvo más remedio, hizo caso a la súplica. Cantó “Paloma negra”.

Ya me canso de llorar y no amanece.
Ya no sé si maldecirte o por ti rezar.


A mitad del contingente estaba el inMundo. Sintió los primeros acordes y volteó a verte. Ya te había localizado desde el primer momento que en que al atrio habías llegado, esto, a pesar de que te habías negado a ir conmigo.

Tengo miedo de buscarte y de encontrarte,
donde me aseguran tus amigos que te vas.


Fue obligado el cruce de miradas. Sabía que esa canción tenía destinatario, por lo menos de mí para ti. Para hacer más evidente la dedicatoria volteé una vez más, levanté la mano derecha y señale mi oreja, “escucha”, te dije abriendo la boca sin pronunciar nada, solo mis labios te lo dijeron.
Recuerdo que alzaste un poco la vista. Quizá no notaste que en ese momento estaba dedicándotela.

Hay momentos en que quisiera mejor rajarme.
Arrancarme ya los clavos de mi penar.


Bajé la mirada y no volví a voltear. No busqué tus ojos más.

Pero mis ojos se mueren sin mirar tus ojos.
Y mi cariño con la aurora te vuelve a esperar.

La regresión ocurrió luego que de mi casa te fuiste. Ibas con Lia a no sé dónde. Y la despedida fue exactamente igual de efusiva que el saludo.
Por casualidad volvió la misma canción que sonaba aquella noche de noviembre en el atrio de la Catedral.
Ahora la laptop reproducía la voz de Lila. Ahora ni tu ni ella estaban de bulto. De cuerpo presente pues. Pero la sensación fue idéndtica. El momento de perdición, de confusión, de desencanto, de dolor, fue el mismo que ese día , entre la voz de Lila y las complicaciones que me ocurren.

Ya agarraste por tu cuenta la parranda.
Paloma negra, paloma negra. ¿Dónde andarás?


Te fuiste.

Ya no juegues con mi honra parrandera
Si tus caricias deben ser mías, de nadie más.


Dijiste muchas cosas alguna noche, bueno, las escribiste. Cosas que para mi significaron demasiado. Palabras que sentí genuinas. Que sentí perfectas para el momento en que mierda me sentía.

Y aunque te ame, con locura, ya no vuelvas.
Paloma negra, eres la reina de un penar
Quiero ser libre, vivir mi vida, con quien yo quiera.
Dios dame fuerzas que estoy muriendo por irlo a buscar.


Dijiste alguna noche que en el peor de mis estados habías de asistirme con un abrazo.
Dijiste alguna noche que tu vida no la imaginabas sin mí.
Ahora esa noche la siento muy lejana. Esa noche apenas fue ayer.

Ya agarraste por tu cuenta... la parranda.

Quizá fue parte del mal viaje.

2 comentarios:

lebrel dijo...

mundo en esta foto me dasss miedo teresaaaa jaajaja pareces locooo

inMundoAnimal dijo...

En esa foto todavía estaba indispuesto. Ud sabe Chata.