lunes, julio 25, 2005

Limpieza de fin de semana

With your feet on the air...
...and your head y the ground.

Where is my mind-The Pixies

Lupita me confesó sus dos abortos. Ocurrieron poco tiempo después de que naciera la primera de sus hijas, aquella que tuvo cuando apenas era una adolescente y tenía 15 años. Mientras hablaba a detalle de los métodos y el pedazo de alma que huyó hecho despojos de fetos, su cara remitió inmediato dolor, algo de culpa, mucho arrepentimiento.
A Lupita la conozco desde hace seis meses que llegó a limpiar el departamento de la Juárez. Ahora cada semana la tengo consintiéndonos a Selene, a Tocho y a mi. Siempre nos encuentra crudos, madreados por las pachangas o muertos de sueño por la semana difícil que tocó vivir. Este fin de semana me encontró solo y divagante, muerto de melancolía por el cielo nublado que irremediablemente me recuerda a Necaxa y mis wonder yaers. Sólo faltó "With a little help from friends" como música de fondo en este fin de semana.

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Detesto trabajar en domingo. Me levanté tarde después del jueves, viernes y sábado que me tocaron como dosis de vida diaria. Ayudé a Lupita a distinguir entre las calcetas mías y las de Selene. Puse Where is my mind y resultó que Lupita le agrada la voz de Brian Molko en las letras de los Pixies. Quién lo diría... Nos hemos convertido en buenos amigos. Ella es la encargada de los chilaquiles cada que amanezco con la piel reseca por el tabaco en exceso y los riñones indignados de tanto alcohol. Hoy domingo ya escuchó toda la letanía de mis juergas.

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Es sábado y el Kike estrena. De hecho lleva ya unas semanas con nueva piel. Nuevos ojos, nueva piel, nuevas las manos... diría Ely Guerra. El Kike dejó a Ricardo luego de tres años de relación. Ahora se aventura con un chavo nuevo que se ve emocionado. Como todos al comienzo. Kike no tiene miedo. Tiene una agradable sonrisa cuando habla de sus esperanzas. Se siente independiente. Siente que es lo mejor que le ha podido pasar por el momento. Es sábado y me pide que lo acompañe a un paseo con la mejor amiga de su hermana Karina. Tres chelas en la botica, y otro noche con alcohol encima.

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Mal antro de viernes. Estados inconvenientes. Se esperaban sombrerazos, marejadas en bordes de cristal. No hubo tales. No hubo tal. De cinco conocidos cuatro fueron indeseables y uno decepcionante. Curtido en alcohol el último, como cada vez que lo veo. “Estoy bien pedo”, dice el adicto al bacacho acercándose a mi oído. Yo prefiero dejar la conversación en un “hola”. El lugar malo. Incluso mejor se veía cuando fue el Crazy Bull. Sin alma y el show pésimo. Muy parecido a todo lo que existe por acá.

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Termino hasta mi madre en jueves. Tequila y mal humor. Evite mezclarse. Botana para terminar el exceso y rostros nuevos que intentaron romper el hielo. Panistas contra CAMBIO. El saldo no lo recuerdo, no recuerdo si los albiazules terminaron peor que nosotros pero las gargantas de Selene y Zeus salieron al quite ante mi mariconería de irme a dormir a las tres treinta de la madrugada. Salud.

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Despertaré el viernes escuchando a Placebo. El sábado admirando a la Belucci. El domingo con esperanzas para la noche y el lunes despertaré con sueño, pero con una sonrisa imborrable. Esperemos dure una semana.

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