lunes, septiembre 28, 2009

Rutina

Como el buen Mikael Blomkvist, enciendo la cafetera a la menor provocación.
Llegué a la media noche después de ver una cursi película mexicana. “El Estudiante”, de quién sabe qué director.
Cursi, pero el buen Berto insistió en perder más de 50 pesos en eso.
Ni modo. La peli se dio ya tarde.
Pero mi cuerpo se ha acostumbrado a ser ave nocturna.
Sirvo el café en la taza que me dio Tuss de cumpleaños este 8 de septiembre.
Luego voy a la nueva rutina, encontrarme con información que siento no termina y reproducirla por jerarquía al correo del buen Gara.
Y planeo lo que sigue.
El día de hoy que me empezará para mí en exactas ocho horas.
Desayuno en Tres Marías.
Clase de 12 a 2.
Un break en la oficina de 2 a 4.
Reposición de clase de 4 a 6.
Y lo demás vendrá.
Seguro correr a la lavandería.
Hacer cuentas del seguro en el que me he atrasado.
Buscarle de dónde madres saldrá el pago de la tarjeta.
Llegarán los mensajes al Blackberry, las alertas al Nextel y yo obedeceré cual perro de Pavlov.
Seguir corriendo con los detalles que falten de la próxima edición de la revista.
Oh rutina, qué haría sin tí.
Y sin embargo ahí andarán mis vicios: trabajo y café.
Ambos dándole el sabor a mi común pero muy querida vida.

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