viernes, abril 20, 2007

Costumbres y los vírgenes suicidas

Ayer me la pasé entre la ajena historia de dos quinceañeros que se suicidaron juntos.
Eran novios.
Llevaban menos de dos meses de relación.
Sus papás no los dejaban andar.
Sí, Romeo y Julieta. Bueno en la versión del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec.
El caso pegó por todos lados.
Se escuchaba en las estaciones juveniles a los conductores en plena charla de con
ciencia para los muchachos sobre la vida y esas cosas… Sí, choros irremediables para una sociedad que vive en shock.
Cuando escuché que el parte pericial informaba cero drogas, cero sexo e incluso cero embarazo como una probable causa de la muerte pensé inmediatamente en la película de Sofía Coppola, “Las vírgenes suicidas”.
Luego vino el parte psicológico. Según una especialista el caso se debía en parte al inevitable divorcio de los padres del muchacho y el crecimiento monoparental de la chica.

***

Generalmente El Tiradero se me ha hecho un bar, ehm, cómo decirlo… ¿secretarial?
El nicho comercial del cantante e imagen del sitio (no sé si sea el dueño) el tal Eric Tirado pues es ese, señoras a las que les pone las nalguitas, les baila y canta.
Ya fichado entre mis prejuicios siempre que voy al sitio termino muerto de risa y él tijereteado.
Pero ayer me sorprendí.
Por su culpa recordé una canción que mi madre, entre las más hondas tristezas, ponía en su cuarto o cuando se disponía a hacer patrones y diseños.
Mientras rasgaba lino o algún tipo de gasa… cantaba “Costumbres”, la canción del Juanga, pero en voz de la Dúrcal.
Hay que admitirlo, papá y mamá no siempre eran felices.
Al menos esa impresión me daba su relación.
Dos veces estuvieron al punto del divorcio, y la última vez que estuvieron muy cerca, los planes fueron olvidados por la tremenda noticia del cáncer de doña Emma.
Pero “Costumbres” siempre fue el himno de la melancolía de mi madre.
Siempre.
Y ayer el maldito del Tirado la cantó bien.
Me partió, literalmente, la madre.

***

El crecer solito da miedo.
El divorcio, no es la muerte. Es quizá el cambio que más pánico puede dar.
Y sí, alguna vez pensé como los vírgenes suicidas.
No me animé.
En esas fechas no tenía un amor tan fuerte para acompañarme en un tétrico paso como ese…




2 comentarios:

carurosus dijo...

la vida tiene que estar llena de momentos felices y tristes... tenemos que aprender de todo... ya no ande en esos lugares!! Un abrazo ... para los momentos melancólicos

Marcos Legaspi dijo...

que trsite.

pobres.

no he visto esa pelicula, pero aun no puedo creer en una causa que justifique lo que hicieron.