sábado, julio 22, 2006

"Ay Mundo... ¡¿dónde has estado en toda tu vida?!", me dijeron mientras rolaban el divino paquetito.
"¿Dónde he estado, a dónde voy?", me preguntaba yo mientras corría al baño del Garotos.
Le raspé a la bolsita. No fue complicado.
Vía respiratoria me llegó la serenidad tras tremendo berrinche.
Un segundo bastó para sentir dormida la lengua, para eliminar el cansancio en los ojos e incluso para recobrar ánimos y tomar otras dos cervezas cortesía de Dario.
Amanecí tibio. Amanecí acompañado, un poco ido, pensando si mi vida se ira con probaditas exóticas de lo prohibido.

1 comentario:

Cobayo dijo...

Se lo dije; es tan sólo un dejarse llevar, tomar una mano y caminar por ese sendero hasta antes de pisarlo oscuro... por la espiral decadente que termina en en los territorios de Mictlantecutli, alla donde "el señor que siempre es noche" guarda la raíz de todo esto a lo que llamamos vida...