miércoles, diciembre 22, 2004

Chilpanyork pa' los cuates

Un día que perdí rumbo, que nada mejor tenía que hacer y que el aire de los demonios poblanos se convirtió en insoportable fue que conocí la capital guerrerense.
Chilpancingo, mejor citado por mi buena amiga Selene como "el ombligo del universo", fue como una segunda patria que me recordó a mi puebl0 pero con todo el sabor de Guerrero.
Si bien Chilpancingo no goza de la fama de Acapulco -incluso algunos poco letrados en geografìa nacional los intercambian como capital del estado de Guerrero- el lugar puede llegar a ser romántico por la atmósfera que únicamente la provincia mexicana puede tener.

El lugar tiene alma, la gente tiene carisma y cojones.
Se escucha Joan Sebastian.
Se comen chalupas.
Se esquivan colectivos.
Es un pueblo entrañable para la historia nacional y para el paladar es una parada obligatoria.

Mañana despertaré aquí en Chilpanyork pero regreso temprano a Puebla.
Creo que hoy este pobre escribe poco.
Hoy las letras me fueron pocas, me disculpo porque el corazón me gana y los párpados se me cierran. La noche espero sea larga y el sueño me mata.
Siete de la mañana es la cita y me esperan otras cuatro horas de camino.

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