jueves, diciembre 23, 2010

Life happens

¡Jesús de Veracruz!Todo parece indicar que estoy a unos días de acabar el año.
Terminaba un texto sobre el balance general de los últimos seis años de nuestras vidas y me iba de espaldas. Hacía yo mismo las cuentas de lo que había perdido, arriesgado, ganado, acumulado, o desperdiciado en otro año. Mañana será nochebuena y hoy que estoy solo en la oficina, me viene entre tanta ligereza (provocada por entregar pendientes) el querer hacer un conteo de las cosas que creo que admití y aprendí de mí mismo en este año.

1. Me hirieron mucho en este año. Pero creo que perdoné y me perdoné, yo fui uno de tantos que me herí.
2. Conocí mucha gente valiosa. Y mucha gente me dejó entrar a su vida. Espero no defraudarlos, y espero sobre todo servirles de algo.
3. Por fin acepté en lo que se ha convertido mi familia. Dicen que la familia como el sol, mientras más lejos mejor. Yo he admitido por fin que cada uno de mis hermanos y mi propio padre jalan para su molino. Okey, no hay pedo. Yo lo haré para el mío. Lo siento, debí advertirlo.
4. Amigos son pocos. Muy pocos. Y eso lo confirmé este año. Escuché fases como la de “prefiero a un peso en la bolsa que un mejor amigo”, honestamente no la comparto. Prefiero a lo muy pocos pero muy buenos amigos que tengo.
5. Ahí la llevo. En cuestiones laborales me confirmo una vez más que mejor salen las cosas cuando uno se apasiona y se divierte. Los retos que cayeron este año han caído de perlas. Y si vienen más no hay bronca. A la chamba nunca hay que temerle. Hay que temer a no dar el ancho.
6. Admití que no quiero estar solo y que quería enamorarme. Por más que lo quisiera negar. Hoy mis pensamientos están ocupados y mis noches son tibias. En verdad enamorarse no hace mal. Y hacerlo de la persona indicada es de verdad muy gratificante.
7. Soy sumamente débil. Me someto a mis sentidos, me someto a la novedad. Nada de malo está gozar el momento, pero eso no implica que debo ignorar los sanos límites.
8. Me quiero. Así nomás. Me quiero y mucho.
9. Puedo querer. Puedo amar. Si me lo propongo doy mucho de mí y dejo de ser el egoísta de siempre.
10. Siempre, siempre, siempre sirve más una derrota. Se aprende muy bien de ellas.

“Cuesta lo mismo pensar negativo que pensar positivo”, me dijo un día Víctor.
La frase no se me va de la mente.
Por eso hago el recuento.
Quizá la lea en un año y me arrepienta de cosas que escribí, quizá no.
Life happens.

1 comentario:

Cobayo dijo...

Yeah! Se lee como un buen año, don Mundo. Le mando un abrazo.