Muy presto y dicharachero me disponía a hacerme mi café en la oficina cuando descubrí que mi taza fue robada.
Taba rebonita. ¡Incluso apoyé a una causa noble cuando la compre!
Era de la Unicef y tenía dibujado un mundo.
Chale, por eso era la mía.
Bueno, como sea.
Pronto iniciarán las investigaciones.
Tengan miedo.
1 comentario:
Yo por eso no llevo mis tazas al salón de maestros de la Ibero... Ahí hasta las tazas del water se roban... (yo me he llegado a robar rollos de papel de baño por el estúpido gusto de desquitar mi mal pagado sueldo).
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